Ser pobre y escribir en la calle, doble condena de un poeta en Xalapa acosado por la burocracia

En pleno corazón de la capital veracruzana, un hombre apodado "El Poeta" decidió dejarse caer en medio de la transitada calle Enríquez, justo frente al Palacio de Gobierno.

Su protesta no fue violenta, pero sí desesperada: quería que lo vieran, que lo escucharan, que por fin alguien respondiera a sus súplicas.

Desde hace meses, "El Poeta" ha sido figura habitual en el centro de Xalapa. Con una tiza o marcador en mano, escribe versos en las banquetas del parque Juárez o sobre la calle Enríquez.

No pide limosna, vende palabras. Sus ingresos dependen de la generosidad de quienes se detienen a leer y deciden dejarle una moneda.

Pero su arte callejero ha sido constantemente interrumpido. Según denunció, inspectores municipales lo hostigan y le impiden continuar con su labor, bajo el argumento de que está ocupando espacios públicos sin permiso. Esa situación, más la falta de apoyo institucional, lo han llevado al límite.

Un colapso por hambre y olvido

No es la primera vez que su condición genera alarma. Hace dos meses, "El Poeta" se desplomó en plena vía pública. Paramédicos que lo atendieron en el parque Juárez confirmaron que el desmayo fue producto de la desnutrición.

Vive con lo poco que obtiene por sus poemas y, muchas veces, eso no alcanza ni para una comida al día.

La escena de este viernes paralizó por varios minutos el tráfico en una de las avenidas más emblemáticas de Xalapa. El hombre se acostó sobre el pavimento, sin decir palabra. Solo así logró llamar la atención de representantes de Política Regional, quienes tras dialogar con él, lo ingresaron al Palacio de Gobierno.

Su petición es sencilla: que lo dejen vender sus versos sin ser perseguido. No pide dinero, no exige privilegios, solo quiere seguir escribiendo, y sobrevivir.