![]() |
Probablemente sin notarlo, pasas bajo este artefacto varias veces al día, sin saber que ha estado en ese lugar desde hace casi 100 años. Hablamos del reloj ubicado en la calle Enríquez, en el centro de Xalapa, en el edificio donde hoy está un local donde venden boletos de lotería.
Este reloj ha estado ahí por décadas, impasible, viendo cómo la ciudad cambia, crece y a veces hasta parece retroceder en el tiempo. Si quieres saber un poco más de la historia de este objeto, te contamos a continuación.
La persona responsable de que este reloj, que ya es un símbolo de Xalapa, se encuentre en su sitio actual es el alemán Federico Roesch Buchinger.
Roesch se inició en el oficio de la relojería tras participar en la Primera Guerra Mundial; luego de salir de un campo francés de prisioneros, decide mudarse a España.
Diversas situaciones lo hacen viajar a Estados Unidos, en donde labora como optometrista; fue en 1932 cuando llega a Tampico, donde trabaja en una relojería llamada La Perla.
Fue en 1934 cuando una familia alemana de apellido Willerer puso a la venta una relojería en Xalapa llamada ´Relojería y Joyería Alemana´, ubicada en la calle Enríquez; Federico Roesch aprovechó la oportunidad y la adquirió, poniéndole el nombre de Relojería La Perla.
Fue él quien instaló el reloj que hoy se ubica sobre la calle Enríquez, el cual se convirtió no solo en la imagen del negocio sino también de esta vialidad. El aparato funcionaba con un sistema de péndulos al interior del local, siendo ajustado dos veces al día por el mismo Roesch.
Cabe señalar que, según diversas fuentes, este reloj anteriormente se encontraba en la terminal del Ferrocarril Interoceánico, la cual se ubicaba en los terrenos que hoy ocupa la Clínica 66 del IMSS en Xalapa.
El establecimiento no solo se dedicaba a la relojería; también tenía a la venta joyería de oro y plata, cristal cortado, instrumentos musicales y lentes con graduación, siendo de los primeros establecimientos en la ciudad en ofrecer estos productos.
Motivos de salud obligaron a Federico Roesch Buchinger a cerrar el negocio en 1968, quedando el reloj sin funcionar. En algún momento logró ser reparado por un relojero originario de Zacatlán, Puebla, marcando la hora correctamente, aunque desde entonces no se le ha vuelto a dar mantenimiento.
Sin embargo, y a pesar de que ya no da la hora exacta, se ha vuelto parte del paisaje urbano de Xalapa, que a veces parece quedarse congelada en el tiempo, al igual que la hora que marca este reloj.