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Dos motociclistas salieron prácticamente caminando de accidentes que, por sus características, pudieron haber terminado en tragedia. Lo que tienen en común: el alcohol, la imprudencia y la suerte de no haber terminado muertos.
El primer caso ocurrió ya entrada la madrugada del domingo en el fraccionamiento Las Ánimas, una zona de tránsito rápido y curvas cerradas. Un joven de 28 años, visiblemente bajo los efectos del alcohol, perdió el control de su motocicleta en la avenida Paseo de Las Palmas y terminó estrellándose contra la fachada de una vivienda particular. El estruendo despertó a varios vecinos, quienes llamaron a emergencias al ver la moto incrustada en el portón y al conductor tirado sobre el pavimento.
Elementos de la Comisión Nacional de Emergencias acudieron al sitio. El motociclista tenía golpes menores y se encontraba consciente, aunque evidentemente intoxicado. La Policía Municipal tomó control del caso, dejando constancia de la conducción en estado inconveniente.
Horas antes, casi a las 11 de la noche del sábado, otro motociclista se vio envuelto en un siniestro similar, esta vez en la colonia Lomas del Sumidero, al norte de la ciudad. Según testigos, el hombre circulaba a exceso de velocidad por la avenida Camino Antiguo a Chiltoyac. La combinación del alcohol, la velocidad y una curva mal calculada lo llevaron a estrellarse contra una camioneta estacionada.
El impacto causó daños considerables al vehículo, pero el motociclista volvió a salir con vida. Como en el primer caso, solo presentó contusiones menores. También él conducía bajo los efectos del alcohol.