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No tuvo tiempo de estrenar su futuro. Apenas había realizado los tramites de sus papeles de egreso del CBTIS 165 de Coatepec cuando la muerte lo alcanzó a toda velocidad sobre el bulevar Xalapa-Coatepec. Tenía mucho que celebrar, y lo poco que celebró lo hizo con sus amigos, entre risas y despedidas. Luego, subió a su motocicleta nueva y tomó rumbo a casa, sin saber que ese trayecto sería el último.
Era cerca del mediodía. El sol caía a plomo sobre el asfalto cuando el joven, aún con su uniforme del colegio técnico, entró a la curva de Río Sordo. De pronto, la tragedia. La motocicleta derrapó. Se deslizó varios metros y terminó estampándose contra el camellón central. El golpe en la cabeza fue fulminante. Cuando los paramédicos llegaron, ya no había nada por hacer.
Testigos que circulaban por la misma vía aseguran haber visto un coche maniobrar bruscamente cerca del joven antes de que perdiera el control. Algunos sostienen que hubo un contacto, un roce que bastó para desestabilizarlo. Las autoridades aún no confirman esta versión, pero tampoco la descartan.
En redes sociales, los rumores se dispararon antes de que el cuerpo fuera levantado por peritos de la Fiscalía. La curva de Río Sordo, vieja conocida de accidentes, volvió a ser el escenario de otra vida rota.
El nombre del joven aún no ha sido revelado oficialmente, pero se sabe que vivía en Xalapa y que apenas había terminado la preparatoria técnica. Sus compañeros del CBTIS, aún con la emoción de haber cerrado una etapa, quedaron paralizados al enterarse de la noticia.
Las circunstancias exactas del accidente siguen bajo investigación. ¿Fue la velocidad, la inexperiencia, o una maniobra externa? Mientras tanto, su familia enfrenta la crudeza de una despedida inesperada, la que nunca debería venir justo después de un logro. Ayer fue día de diplomas. Hoy, de velorio.