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La tranquilidad de la zona baja del municipio de Atzalan se rompió abruptamente la tarde de este jueves, cuando un hombre fue brutalmente asesinado a balazos frente a su hijo menor de edad, quien también resultó lesionado en el ataque, el hecho ha conmocionado a los habitantes de la Colonia Pedernales, donde reina ahora un clima de miedo, silencio y desconfianza.
Los hechos ocurrieron mientras la víctima, de quien hasta el momento las autoridades no han revelado la identidad, conducía una camioneta Ford color blanco con placas XW0-295-A del estado de Veracruz, fue en ese instante cuando personas armadas —cuya identidad y paradero hasta ahora se desconocen— lo interceptaron y abrieron fuego, terminando con su vida de manera inmediata, su hijo, de apenas 14 años, también fue alcanzado por las balas.
A pesar de la pronta llegada de técnicos en urgencias médicas de Bonilla y de la Cruz Roja Mexicana, nada se pudo hacer por el adulto, quien ya no contaba con signos vitales al momento de recibir atención, el adolescente herido fue estabilizado en el lugar y trasladado de urgencia a un hospital cercano, bajo fuerte resguardo de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, quienes escoltaron la ambulancia para garantizar su integridad y la del personal médico.
Hasta el momento, se desconoce el móvil del crimen, así como la identidad de los agresores, la Fiscalía General del Estado ya ha tomado conocimiento del caso, que se suma a la creciente lista de hechos violentos que azotan a las comunidades rurales de Veracruz.
El asesinato ha generado indignación entre los habitantes de Atzalan, quienes exigen justicia y mayor presencia de las fuerzas de seguridad en la región, mientras tanto, el menor herido permanece bajo observación médica, luchando no solo por su recuperación física, sino también por sobrellevar el profundo trauma emocional de haber presenciado el asesinato de su padre.
Este nuevo hecho de sangre vuelve a poner sobre la mesa la urgente necesidad de reforzar la estrategia de seguridad en las zonas marginadas del estado, donde los crímenes muchas veces ocurren en total impunidad y donde el miedo es la norma que silencia a las comunidades.