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Un suceso peculiar despertó a los habitantes de la CDMX este 16 de abril. Una extraña luz acompañada de un ruido parecido a una explosión fue captada por varias cámaras de la capital del país.
Según diversos reportes de prensa un meteorito habría atravesado el cielo nocturno del valle de México; sin embargo, científicos y astrónomos informaron que el objeto que iluminó la CDMX y que incluso hizo vibrar los cristales de varias casas en realidad de trató de un bólido.
Pero, ¿qué es un bólido y cuál es la diferencia con un meteorito? Eso es lo que trataremos de averiguar.
En entrevista para UNAM Global, la doctora Guadalupe Cordero-Tercero, investigadora del Instituto de Geofísica, explicó que el fenómeno que despertó a cientos de capitalinos esta madrugada fue en bólido y no un meteorito.
El brillo que se observó, explicó Cordero, se trató de un destello de rompimiento, que se produce cuando un objeto entra a gran velocidad a la atmósfera y se calienta por la fricción del aire, alcanzando temperaturas de más de seis mil grados.
Este objeto, que probablemente haya sido un asteroide o un cometa, termina estallando por la presión que la atmósfera ejerce sobre él; la vibración que muchas personas reportaron se debió a la onda de choque que provocó dicho estallido y la cual viajó hasta el suelo.
#meteoro #bólido desde CDMX 16-ABR-25 03:47 hrs. vista al Oriente desde Azcapotzalco
— Webcams de México (@webcamsdemexico) April 16, 2025
No es #Meteorito
Vía: @alemania7.pic.twitter.com/9PYWKWuwr1
La diferencia principal con un meteorito es que estos suelen ser fragmentos de un objeto mucho más grande, pero que logran sobrevivir el ingreso a la atmósfera y caen en algún lugar.
Los meteoritos suelen provenir de asteroides, cometas e incluso de planetas, por lo que su estudio es muy importante para conocer los orígenes del universo.
A diferencia de lo que se cree, los bólidos son más frecuentes de lo que parece; sin embargo, muchos pasan desapercibidos al caer en zonas deshabitadas por lo que no siempre son reportados.
La misma Guadalupe Cordero define en pocas palabras la diferencia entre los objetos celestes que han sido captados por científicos y aficionados: