![]() |
Los recientes ataques aéreos de Israel sobre instalaciones estratégicas en Irán han generado reacciones internacionales, particularmente una fuerte condena por parte de Rusia, que calificó la ofensiva como una violación directa al derecho internacional.
Los bombardeos se ejecutaron la madrugada del jueves 12 de junio en puntos clave como Isfahán, Natanz y Teherán, dejando al menos cinco personas muertas, entre ellos tres comandantes de la Guardia Revolucionaria y dos científicos vinculados al programa nuclear iraní.
El gobierno israelí justificó los ataques como una respuesta preventiva tras un lanzamiento de misiles iraníes ocurrido en octubre del año pasado contra Tel Aviv, el cual dejó varios heridos.
Según declaraciones del primer ministro Benjamin Netanyahu, la operación fue "necesaria y precisa" para proteger los intereses de seguridad nacional.
"Se trata de una flagrante violación a la soberanía de Irán", señaló la cancillería rusa, al tiempo que pidió contención a todas las partes involucradas y solicitó una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.
El presidente Vladimir Putin sostuvo conversaciones telefónicas tanto con su homólogo iraní, Masoud Pezeshkian, como con Netanyahu, reiterando la importancia de buscar soluciones diplomáticas y evitar cualquier escalada que ponga en riesgo la seguridad energética y geopolítica mundial.
La reacción internacional ha sido diversa. Mientras Estados Unidos aclaró no haber participado en los ataques, también reafirmó su compromiso con la seguridad de Israel.
La Unión Europea expresó su preocupación y llamó al cese de hostilidades. China, por su parte, condenó los bombardeos y exhortó a respetar la integridad territorial de Irán.
El impacto económico fue inmediato: el precio del petróleo Brent subió un 8.6%, alcanzando los 92 dólares por barril, de acuerdo con cifras de Bloomberg.
Las tensiones se enmarcan en el contexto del abandono del acuerdo nuclear JCPOA por parte de Estados Unidos en 2018, lo que incrementó las sanciones contra Irán y avivó la rivalidad con Israel. Desde entonces, ambos países han protagonizado ataques cruzados y choques indirectos en territorios como Siria y Líbano.
Organismos como la ONU y la AIEA han advertido sobre los riesgos humanitarios y ambientales que implica dañar instalaciones nucleares activas, llamando a retomar negociaciones diplomáticas.