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El Centro de Predicciones del Clima Espacial de la NOAA ha adelantado que este 14 de julio la Tierra será impactada por una gran cantidad de viento solar, derivado de una grieta que se abrió en la superficie de nuestra estrella.
Dicha grieta, que sería del tamaño de Júpiter, es parte de los ciclos naturales del Sol, actividad que ha aumentado recientemente debido a que el astro rey se encuentra por entrar al llamado máximo solar, ciclo que ocurre cada 11 años y en que la actividad magnética del Sol alcanza su pico.
Esta tormenta solar, que ha sido clasificada en intensidad G2 (de escala intermedia) podría provocar en el hemisferio Norte la posibilidad de presenciar auroras boreales en zonas muy al sur como Alemania y al norte de los Estados Unidos, donde no es usual verlas.
En el hemisferio Sur, las auroras australes podrán verse en algunas áreas de Nueva Zelanda y hasta el sur de Chile.
Y aunque este es el lado ´bonito´ de las tormentas solares, también podríamos experimentar algunas fallas en las telecomunicaciones y hasta interferencias en las redes eléctricas, opción que ya está siendo contemplada por algunos operadores.
En esta ocasión, el fenómeno que estaría detrás de esta tormenta solar es conocido como agujero coronal, que es una región en la atmósfera del Sol donde el campo magnético se abre hacia el espacio, lo que permite que el viento solar escape a mayor velocidad.
Son las partículas que componen este viento las que interactúan con el campo magnético de la Tierra provocando diversas perturbaciones que, al menos en esta ocasión, serían bastante moderadas.
Se espera que por el momento que vive actualmente el Sol este tipo de eventos se vuelvan cada vez más comunes, sin descartar una ´supertormenta solar´, evento que ya ha vivido nuestro planeta sin mayores consecuencias, pero en un tiempo en que no éramos tan dependientes de la tecnología.