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El próximo miércoles 11 de junio, el cielo nocturno traerá consigo uno de los eventos más simbólicos del año: la llamada Luna de Fresa, una fase de luna llena cargada de historia y tradición, aunque su nombre pueda llevar a confusión.
A diferencia de lo que muchos imaginan, este fenómeno no tiñe al satélite natural de tonos rosados o rojizos. En realidad, su nombre proviene de antiguas costumbres agrícolas.
Comunidades indígenas del noreste de América, como los algonquinos, relacionaban esta luna llena con el inicio de la cosecha de fresas silvestres, marcando un momento clave en su calendario anual. Esta tradición perduró hasta nuestros días, dando nombre a la luna de junio sin implicaciones astronómicas en su coloración.
Según los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), el punto máximo de esta luna llena ocurrirá a las 07:43 UTC, lo que equivale a la 1:43 de la madrugada (hora del centro de México). Es en este instante cuando el disco lunar se verá más brillante y completo, ideal para quienes deseen capturarlo en fotografía o simplemente contemplarlo.
Para una vista clara y sin interferencias, lo mejor es alejarse del resplandor urbano y buscar un espacio oscuro, como una zona rural o una azotea sin luz artificial. Aunque el uso de binoculares o telescopios mejora la apreciación de detalles, no son necesarios.
También es importante consultar el pronóstico del clima, ya que la nubosidad puede opacar el espectáculo. Si el cielo lo permite, basta con mirar al horizonte este poco antes de la hora señalada y dejarse sorprender.