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Un proyecto televisivo que promete acelerar el proceso de ciudadanía a inmigrantes mediante una competencia ha despertado intensas reacciones por su contenido y enfoque. La idea, respaldada por figuras del entretenimiento y discutida por varias administraciones presidenciales, divide opiniones por igual.
El nuevo concepto de reality show ha sido presentado con la promesa de ofrecer a inmigrantes la posibilidad de obtener más rápido la ciudadanía estadounidense si participan en una serie de desafíos.
El programa, aún en desarrollo, está previsto para comenzar con 12 participantes que ya formarían parte del sistema migratorio. Según Worsoff, la competencia no crea nuevas vías legales, sino que prioriza a algunos dentro del proceso ya existente.
"Lo único que ofrezco es que puedan saltar al frente de la fila", afirmó en entrevista con NewsNation.
Bajo el título provisional de The Citizen Ship, el show arrancaría con los concursantes llegando a Ellis Island, a bordo de un barco con el mismo nombre del programa.
Allí, un conductor famoso les dará la bienvenida y les entregará un guante de béisbol personalizado como símbolo de integración cultural.
A lo largo de varias semanas, los participantes recorrerían Estados Unidos en tren, enfrentando pruebas inspiradas en íconos tradicionales del país: equilibrio sobre troncos en Wisconsin, ensamblaje de vehículos en Detroit o construcción de cohetes en Cabo Cañaveral.
Las autoridades del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE. UU. estarían presentes para monitorear partes del proceso.
Los eliminados no se irían con las manos vacías. Los premios de consolación podrían incluir un millón de millas aéreas, una tarjeta de Starbucks por 10 mil dólares o gasolina gratuita de por vida. Aunque aún no hay marcas asociadas oficialmente al proyecto, Worsoff considera que el programa tiene un fuerte atractivo para patrocinadores.
A pesar de que Worsoff insiste en que el programa será "respetuoso y seguro", las críticas no se han hecho esperar. El congresista demócrata por Texas, Joaquín Castro, lo calificó como una "idea enfermiza" y cuestionó el trasfondo ético de hacer espectáculo con la lucha migrante.
Por su parte, la subsecretaria de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, negó cualquier participación oficial del gobierno federal. En declaraciones a Newsweek, desmintió reportes previos del Daily Mail que vinculaban a la administración de Trump o a la gobernadora Kristi Noem con la producción.
Según McLaughlin, el proyecto se encuentra apenas en las primeras fases de evaluación, como muchas otras propuestas de televisión que el Departamento recibe cada año.
Worsoff sostiene que su intención es humanizar a los inmigrantes mostrando sus historias personales. "Vamos a darles un rostro a todas estas personas que están en este viaje", declaró.
Sin embargo, el uso de pruebas físicas y retos simbólicos para decidir quién avanza en su camino hacia la ciudadanía ha generado preocupación en organismos de derechos humanos y activistas migratorios.
Aunque aún no ha sido aprobado ni rechazado por ninguna cadena o plataforma, el proyecto enfrenta una barrera importante: la percepción pública. La mezcla de entretenimiento, patriotismo y política migratoria parece demasiado controvertida incluso para los estándares actuales de la televisión estadounidense.
Varias productoras estarían evaluando los riesgos reputacionales antes de apostar por una idea tan polémica.
La ciudadanía estadounidense no solo representa un estatus legal, sino también un ideal profundamente valorado por millones en todo el mundo. Convertir ese sueño en una competencia televisiva plantea interrogantes que van más allá de la industria del entretenimiento.