![]() |
En medio de una de una enorme crisis migratoria, la comunidad latina en Los Ángeles se encuentra sumida en el miedo, la incertidumbre y la parálisis económica, afirmó en entrevista Allison Marciano, misanteca y ciudadana estadounidense, quien reside en California desde hace más de dos décadas.
"La situación está muy fea. Migración está recogiendo parejo, solo por tener apariencia latina, no preguntan si tienes papeles; primero te detienen y después investigan".
Durante los últimos días, las redadas han cobrado una dimensión alarmante. Según Allison Marciano, hace poco hubo un operativo en el centro de Los Ángeles desde las ocho de la noche hasta las tres de la mañana: "La presidenta local declaró toque de queda, la ciudad parecía zona de guerra".
La comunidad inmigrante, principalmente trabajadores informales, son los más golpeados: "aquí muchos viven de vender hot-dogs, fruta o nieves, ya no están saliendo por miedo, viven de sus ahorros o de la ayuda de organizaciones, aunque no es fácil acceder a ellas", explicó.
La vida diaria, dijo, se ha transformado, las calles están vacías por las noches y la presencia militar y policial es constante.
Además del golpe económico, la situación ha afectado a sectores vulnerables como la comunidad LGBTQ++.
Allison, quien también es activista por los derechos de esta población, alertó que: "varias organizaciones han desaparecido por recortes presupuestales, ya no hay atención psicológica ni programas de prevención, estamos siendo olvidadas".
Sobre la comunidad de Misantla o veracruzana dijo no tener información directa, pero señaló que en cada redada se están llevando a por lo menos 20 personas; "entran a fábricas, rodean zonas industriales, esperan todo el día a que salgan los empleados, es brutal".
Allison Marciano hizo este llamado a la comunidad latina: "Lo que se vive aquí es real, no es exageración, incluso quienes tienen papeles están en riesgo, si no tienes nada que hacer afuera, no salgas en las noches, Los Ángeles parece una ciudad fantasma".
Este testimonio crudo y directo revela el rostro de una crisis migratoria que ha encendido las alarmas, mientras los discursos oficiales en Estados Unidos hablan de seguridad nacional, miles de familias latinas enfrentan una realidad de persecución, miedo y exclusión.