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En el marco de la celebración del Día del Maestro, esta mañana el cura don Joaquín Sánchez García, párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción en Misantla, dirigió un emotivo mensaje a los trabajadores de la educación, subrayando que su labor va más allá del aula: es una vocación de vida, un llamado a formar corazones, conciencias y generaciones.
El sacerdote remarcó que para la Iglesia católica, Jesús es el gran maestro, y que en su ejemplo se encuentra el modelo de enseñanza que todo educador debe seguir: enseñar con paciencia, amor y entrega total.
"La Iglesia les pide a los maestros fidelidad a su vocación, que sigan instruyendo el corazón y la conciencia de los niños, que les inculquen valores que los ayuden a crecer y a valerse por ellos mismos", expresó el párroco.
En un contexto en el que el sistema educativo enfrenta desafíos constantes —desde la pérdida de valores hasta la desmotivación en las aulas—, el mensaje del clérigo resuena con fuerza: educar no es solo impartir conocimientos, sino sembrar esperanza, humanidad y fe en las nuevas generaciones.
El padre Joaquín Sánchez también hizo énfasis en que la Iglesia ora permanentemente por los maestros, pidiendo a Jesús, divino maestro, que los ilumine y los fortalezca en su misión diaria.
"No se trata de un trabajo más, sino de un servicio en bien de las futuras generaciones, pedimos que los maestros transmitan desde su experiencia, desde su amor vocacional, para que cada niño reciba no solo teoría, sino ternura y dirección para la vida", destacó.
Asimismo, reconoció que la misión pedagógica también forma parte de la vocación sacerdotal, ya que los sacerdotes, vicarios y presbíteros son educadores en la fe, desde la Sagrada Escritura —la Biblia—, enseñan, corrigen y acompañan a las comunidades, guiando espiritualmente a través del ejemplo y la palabra.
"Nosotros también somos maestros en la fe, y nuestra tarea es motivar, animar y corregir con amor, estamos llamados a ser fieles al encargo que Dios nos ha puesto en las manos", concluyó.
El mensaje del párroco no solo honra a los docentes en su día, sino que los impulsa a redescubrir la grandeza de su vocación, recordándoles que cada clase, cada palabra y cada gesto tienen el poder de transformar vidas.
Con este llamado, la Iglesia en Misantla reafirma su compromiso de acompañar a quienes educan, sembrando juntos el futuro en cada corazón que late en las aulas.