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La ola de calor no da tregua en la región misanteca, y mientras los termómetros alcanzan hasta 38°C, los comerciantes del tradicional Paseo de Las Palmas viven días cada vez más complicados, no solo luchan contra la asfixiante temperatura, sino también contra la pérdida acelerada de productos perecederos que, literalmente, se están echando a perder antes de poder ser vendidos.
Verduras como el jitomate, cilantro, lechuga, espinacas, chayote y calabaza están entre las más afectadas. Bajo este sol inclemente, no resisten más de tres días en anaquel, lo que antes se vendía en una semana, hoy termina en el cesto de la basura.
"Estamos tirando casi la mercancía, en mi caso, de cada 10 kilos, 4 o 5 terminan en la basura porque ya no se pueden vender, y eso es dinero perdido", confiesa doña Clarita, una locataria con décadas de experiencia.
El panorama es preocupante: sin acceso generalizado a sistemas de refrigeración, las y los comerciantes hacen malabares para salvar su mercancía, en condiciones normales, los productos duraban cinco a siete días; ahora, la humedad y el calor han reducido ese margen a menos de la mitad.
"No hay manera de mantener la verdura fresca sin refrigeración, y no todos tenemos cómo hacerlo", comentó don Pedro, otro de los vendedores, señalando las limitaciones con las que enfrentan esta crisis climática.
Por el momento, los precios se mantienen relativamente estables, aunque algunos productos ya registran ligeros aumentos, sin embargo, el verdadero temor es que el alza en los precios se dispare en las próximas semanas si las pérdidas continúan y el abasto se ve comprometido.
"Nos preocupa que esta situación continúe, si la verdura sigue escaseando y sube el precio, muchos clientes dejarán de comprar, esto nos afecta a todos: a quienes vendemos y a quienes consumen", agrega don Pedro, visiblemente preocupado.
Además, algunos productores han comenzado a reducir sus envíos hacia las zonas más golpeadas por el calor, como Misantla, ante el riesgo de pérdidas económicas, lo que podría derivar en un desabasto parcial en los próximos días, a pesar del difícil escenario, los comerciantes del Paseo de Las Palmas no bajan la guardia.
Con esfuerzo diario, continúan ofertando producto fresco y llaman a la ciudadanía a seguir comprando local, pues detrás de cada verdura hay trabajo, resistencia y la necesidad urgente de mantener el sustento familiar.
"Aunque haga calor, aquí estamos, la verdura se consigue fresca todos los días, solo pedimos que la gente venga, nos apoye y valore el esfuerzo que hacemos para no detener nuestra labor", expresaron con esperanza.
La incertidumbre se mantiene, el calor no cede y el futuro de los mercados locales está en juego, mientras tanto, en Misantla, se libra una silenciosa pero constante batalla contra el clima... y contra el desperdicio.