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Como una lamentable muestra de insensibilidad hacia la clase trabajadora, este primero de mayo, Día Internacional de Lucha Obrera, los diputados federales del Congreso de la Unión decidieron frenar la aprobación de la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, señaló Jorge González Rojas, integrante del Centro de Estudios Sociales, Económicos y Políticos Antonio Gramsci.
Consideró que este anuncio, hecho en pleno Día del Trabajo, constituye un duro golpe a una de las demandas más antiguas y legítimas del movimiento obrero: la reducción de la jornada laboral.
"Resulta inaceptable que los legisladores, particularmente los de la coalición Morena, PT y Partido Verde, quienes se dicen representantes del pueblo, hoy actúen más bien como representantes de intereses empresariales y grupos de poder", acotó.
González Rojas señaló que países altamente desarrollados e industrializados ya cuentan desde hace décadas con jornadas laborales de 40 horas o incluso menos, sin que eso haya mermado su economía, pero lo que allá es un derecho adquirido, aquí sigue siendo una lucha pendiente.
"Nos preocupa profundamente que ahora se diga que esta reforma debe consultarse y negociarse con los empresarios, cuando en otros momentos, durante la imposición del outsourcing, por ejemplo, no se consultó a los trabajadores. ¿Por qué hoy se le concede tanta voz al sector patronal, cuando históricamente ha sido el trabajador quien ha cargado con el peso de las decisiones unilaterales?", cuestionó.
Apuntó que hoy, desde las regiones obreras y campesinas del país, desde lugares como Orizaba y las comunidades de la Sierra de Zongolica, se alza la voz para decir que esta lucha sigue vigente y hoy, como en tiempos del porfiriato, la camisa de mezclilla simboliza no sólo trabajo y esfuerzo, sino también dignidad y protesta.
González Rojas consideró que los mártires de Chicago, Cananea y Río Blanco no murieron en vano. La historia los respalda y a todos los trabajadores les toca seguir su legado.