Migración y empleos temporales: Atlahuilco sobrevive entre la madera, la lana y el sueño americano

A pesar de los esfuerzos de las autoridades locales por generar empleos, aunque sean de carácter temporal, la realidad en Atlahuilco sigue siendo compleja. La falta de oportunidades laborales permanentes ha llevado a que muchas familias dependan, como desde hace generaciones, del trabajo artesanal con madera y lana, mientras otros se ven obligados a migrar en busca de sustento.

La economía local se mantiene viva gracias a la habilidad de sus habitantes para trabajar la madera, transformándola en sillas, mesas, bancos, y diversos muebles que son vendidos dentro y fuera de la región. Otros se dedican al trabajo artesanal con lana, elaborando prendas típicas que son parte de la identidad cultural de la sierra de Zongolica.

Sin embargo, estos oficios, aunque valiosos, no siempre ofrecen ingresos constantes ni suficientes.

• Esta situación ha provocado que año con año, decenas de pobladores –hombres y mujeres por igual– abandonen el municipio en busca de mejores condiciones de vida.
• Muchos de ellos optan por emprender el camino hacia la frontera norte y tratar de cruzar hacia Estados Unidos; otros migran de forma interna hacia estados como Sonora, Jalisco y Baja California.
• En estos destinos, los migrantes rurales se incorporan a actividades agrícolas, especialmente en la recolección de productos como uva, fresa, tomate y otros cultivos de exportación.

Aunque los salarios no siempre compensan el esfuerzo y las condiciones laborales suelen ser duras, para muchos representa la única forma de mantener a sus familias.

• Las autoridades municipales han implementado programas de empleo temporal y pequeños apoyos productivos, pero reconocen que no es suficiente ante la demanda creciente de trabajo.
• La falta de inversión, el difícil acceso a financiamiento y la lejanía de centros urbanos complican aún más la generación de empleos estables en esta zona montañosa.

Atlahuilco, como otros municipios de la región serrana, conserva con orgullo su identidad artesanal y comunitaria, pero también enfrenta el desafío urgente de retener a su población y brindar oportunidades reales que permitan a sus habitantes prosperar sin tener que dejar su tierra.