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Desde el 11 de junio, Netflix ofrece una crónica detallada de uno de los episodios más oscuros del turismo extremo: Titán: El desastre de OceanGate.
El documental, dirigido por Mark Monroe, recupera los rastros de la tragedia ocurrida en junio de 2023, cuando el sumergible Titán implosionó durante su descenso hacia los restos del Titanic, en aguas profundas del Atlántico Norte.
La producción, de una hora con cincuenta minutos, no se queda en el dramatismo. Aporta material inédito, grabaciones internas de OceanGate, testimonios de empleados, y entrevistas con expertos que —con distintos grados de frialdad o alarma— advierten que el accidente era evitable.
La figura central del documental es Stockton Rush, CEO y cerebro de OceanGate. El relato lo perfila como un hombre que buscaba democratizar las profundidades marinas, pero lo hace sin matizar el costo de su obsesión. En palabras de quienes lo conocieron: "Sabía que iba a colapsar. La pregunta era cuándo".
Rush aparece descrito como brillante pero temerario, confiado en un diseño que no contaba con certificación externa y que empleaba materiales como fibra de carbono, criticados por ingenieros navales.
El documental exhibe cómo ignoró advertencias técnicas internas. David Lochridge, entonces jefe de operaciones, catalogó al Titán como "estructuralmente inestable". No fue escuchado. Fue despedido.
El 18 de junio de 2023, el Titán inició su inmersión desde la costa de Newfoundland, Canadá. A bordo iban Rush, el empresario Hamish Harding, el multimillonario paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman, junto al reconocido explorador Paul-Henri Nargeolet.
A los 105 minutos de haber descendido, se perdió contacto con el sumergible. Cuatro días después, la Guardia Costera estadounidense localizó escombros a menos de 500 metros del Titanic. El diagnóstico fue claro: "implosión catastrófica". El casco no resistió la presión de más de 3.000 metros bajo el mar.
Más allá de la autopsia técnica, el documental interroga el deseo moderno de convertir lo inexplorado en experiencia de lujo.
Presentado en el Festival de Tribeca antes de su estreno global, Titán: El desastre de OceanGate no solo documenta el final del sumergible, sino el colapso de una lógica: la de que todo está al alcance del mercado.