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En el primer trimestre de 2025, Veracruz recibió 595.1 millones de dólares en remesas, según datos del Banco de México.
Sin embargo, la propuesta legislativa en Estados Unidos, impulsada por el presidente Donald Trump, busca imponer un impuesto del 3.5% a las remesas enviadas por extranjeros, lo que podría afectar significativamente a las familias veracruzanas que dependen de estos recursos.
La cifra es pequeña en apariencia: 3.5%. El blanco, brutalmente concreto: las remesas que cruzan la frontera cada día como una cuerda tensa entre lo que se gana allá y lo que se sobrevive aquí...
La medida financiera golpea más fuerte donde más duele: Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Guerrero, Veracruz, Estado de México y la capital del país.
Pueblos casi completos subsisten con lo que los que cruzaron la frontera mandan cada quince días. ¿Cómo se sostienen las pequeñas comunidades en las que millones de familias dependen de lo que un hijo o una hermana logra mandar desde Los Ángeles o Chicago, por ejemplo?
No es sólo una medida fiscal. Es una bomba de tiempo colocada justo donde más duele: en el corazón de las casas en Veracruz donde faltan padres, madres o hijos porque alguien tuvo que irse para que los demás comieran.
La medida, promovida por los republicanos en la Cámara de Representantes de Estados Unidos con el respaldo del presidente Donald Trump, ya pasó la primera barrera. Si el Senado no se opone antes del 4 de julio, comenzará a cobrarse sobre cada dólar que un migrante envíe a su familia.
Es dinero que no viene del gobierno, ni de empresas, ni de préstamos. Viene de las espaldas encorvadas en campos de California, de manos quemadas en los restaurantes de Texas, de los que trabajan sin papeles y sin descanso. Gravar ese dinero no es sólo recaudar. Es tomar oxígeno de quien ya respira con dificultad...
Si se aprueba este gravamen, cada envío promedio de 375 dólares perdería aproximadamente 13.13 dólares antes de llegar a su destino.
A nivel nacional, esto implicaría una reducción mensual de hasta 182 millones de dólares en ingresos para hogares que dependen de estos recursos, de acuerdo con estimaciones de especialistas.
En Veracruz, donde muchas familias ya enfrentan condiciones económicas precarias, este recorte puede significar no sólo un golpe al bolsillo, sino un riesgo para la subsistencia.
La versión oficial es que el impuesto ayudaría a financiar infraestructura y seguridad en Estados Unidos. Pero no hay garantía de que ese dinero tenga destino claro. Lo que sí está claro es quién pierde: los que envían y los que reciben.
La mayoría de migrantes mexicanos trabajan en empleos esenciales, pagan impuestos, sostienen la agricultura, la construcción, el cuidado de ancianos y enfermos. Ellos no podrán deducir ese 3.5%. Lo pagarán con su sudor.
Y aquí es donde el delirio toma forma. Mientras en México se discute si aumentar el salario mínimo en unos cuantos pesos, en Washington deciden cuánto deben perder quienes ya viven fuera y aun así contribuyen al sostén de la economía de su país de origen...
Las remesas representan una fuente crucial de ingresos para muchas familias en Veracruz y otros estados mexicanos.
En el primer trimestre de 2025, México recibió un total de 14,269 millones de dólares en remesas, con Veracruz entre los diez estados que concentran estos recursos.
La posible implementación de este impuesto podría reducir significativamente el flujo de dinero que sostiene la economía de muchas comunidades.
El argumento político es claro: frenar la migración irregular y obligar a los trabajadores indocumentados a "pagar" por enviar su dinero. Pero detrás de ese discurso se esconde una decisión que castiga al más débil.
No al que tiene dos casas. Al que manda la mitad de lo que gana para que su madre tenga insulina.
En estados como Veracruz, donde el trabajo informal y los bajos salarios son la norma, la reducción puede ser la diferencia entre sobrevivir y colapsar...
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha expresado su preocupación por esta medida y ha mantenido conversaciones con el presidente Trump para abordar el tema.
Aunque se logró una reducción del impuesto propuesto del 5% al 3.5%, Sheinbaum reafirmó que México seguirá trabajando para eliminar completamente este gravamen, argumentando que existe un acuerdo que prohíbe la doble tributación por ser discriminatorio.
En el sur de México, cada dólar que llega es una plegaria contestada. ¿Quién gana cuando el que trabaja más recibe menos?