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Después de 506 años de su fundación, a Veracruz puerto llegará por primera vez la Transformación, presagió la lideresa nacional de Morena, al mostrar sendo estudio en particular sobre la ciudad más importante del estado y el primer puerto del Golfo de México.
De acuerdo a la encuesta levantada, la presidenta de Morena presumió ante los medios de comunicación el amplio margen que tiene su candidata a la alcaldía del puerto jarocho, Rosa María Hernández Espejo, al obtener 49 por ciento de las preferencias por 27 puntos del segundo lugar de la panista.
Es decir, más de 20 puntos de diferencia, que ubican a Rosa María a la delantera, con un 11 por ciento del PRI y 8 por ciento de Movimiento Ciudadano, muy atrás viene con apenas 3 por ciento el PT. Estos números son de acuerdo a Pollls.mx durante el mes de mayo.
Si bien cada partido se manifiesta como bien le conviene, presenta sus propios números, aquí lo que hay que destacar que para que la dirigencia nacional considerara así una amplia ventaja de uno de sus candidatos es porque tiene certeza y más que confianza en el comportamiento de la aceptación de la misma ante el electorado.
De lo contrario, Luisa María, seria y responsable en su liderazgo, no se habría de lanzar como “el borras”, como dice el adagio popular, debido a que debe tener una percepción clara y apegada a la objetividad para dar esos números desde su postura.
Coatzacoalcos, otro emblema de capital electoral de Morena, es quien no tendría problemas para mantenerse en el gobierno municipal.
De acuerdo al mismo estudio que presumió la propia Luisa María., otro fenómeno de arrastre se produce en Coatza, el bastión de ese partido, y en el distrito por siempre, de la gobernadora, Rocío Nahle desde donde ha sido la cuna del proyecto de la 4T en Veracruz.
Pedro Miguel Rosaldo el candidato morenista avanza en ese municipio con 43 por ciento, seguido por el PRI con 29 puntos, y 14 de Movimiento Ciudadano por 9 del PAN, muy abajo.
Se trata de una ventaja de 14 puntos, lo que demuestra que las ventajas en estos lugares, son el parámetro de lo que podría ocurrir en la mayoría de las ciudades más importantes de la entidad. Mismo fenómeno en Córdoba y Poza Rica por ejemplo.
A esperar sin embargo, el 1 de junio, la hora de la verdad, la real encuesta, aunque lo cierto es que ni PAN ni PRI han sacado mediciones de este tipo por lo que entonces, parece que no tienen con qué alcanzar resultados optimistas o hacerle frente a este panorama que parece desolador.
Perder un debate no se reduce a equivocarse en una cifra; es fracasar en la empatía y el sustento. Indira, la candidata panista del puerto, decidió burlarse de los veracruzanos con mentiras.
Y es que Rosales acusó a Rosa María de todo, pero se le olvidó que la morenista trae experiencia y, lo más importante, decisión, ganas de mejorar Veracruz, trae un proyecto que incluye a quienes menos tienen y por tanto decidirán quién los va a representar y no será desde luego aquella cuyo mayor problema de bacheo se soluciona con una llamadita de los ricos de Costa de Oro al ayuntamiento de Boca del Río, que por cierto era donde ella se estaba anotando como candidata el año pasado.
No obstante, para conveniencia de los Yunes, la mandaron a candidatearse al puerto de Veracruz y ahí la tienen, con cero propuestas viables y solamente arrastrando una larga cola de corrupción que va desde su paso por la SEDESOL hasta embarrar a su papá que estuvo con Yunes Linares y quien también fuera acusado de malversación de recursos.
Pues la gran perdedora fue ella: una panista que canta “no tengo jefes” mientras su vida pública está atada al yunismo y al lujo de un inmueble de ocho millones, según denunció la candidata de Morena, Rosa María Hernández Espejo durante el ejercicio democrático público en un medio de comunicación porteño.
Frente a esa parodia, enfrente estaba una Rosa María segura, tolerante, calculadora que solo demostró que gobernar implica propuestas claras, coordinación con los gobiernos federal y estatal, y la valentía de defender a las colonias más olvidadas.
Ese contraste definió al verdadero vencedor en el debate de ayer: quien habló de un futuro con certidumbre y no de fantasmas o castillos en el aire.