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Un infarto cerebral, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV) o derrame cerebral, es una emergencia médica que ocurre cuando el flujo sanguíneo al cerebro se interrumpe de forma repentina, lo que puede provocar daño cerebral irreversible e incluso la muerte si no se actúa a tiempo.
Detectarlo a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una recuperación total y secuelas permanentes. Por eso, es fundamental conocer los síntomas de advertencia.
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Los signos pueden aparecer de forma repentina, y cada minuto cuenta. Presta atención si tú o alguien cercano presenta alguno de los siguientes síntomas:
- Debilidad o entumecimiento repentino en el rostro, brazo o pierna, especialmente en un solo lado del cuerpo.
- Dificultad para hablar o entender lo que otros dicen.
- Pérdida súbita de visión en uno o ambos ojos.
- Mareos, pérdida del equilibrio o coordinación, acompañados de dificultad para caminar.
- Dolor de cabeza intenso y repentino, sin causa aparente.
- Rostro asimétrico o caída de un lado de la cara al sonreír.
Si tú o alguien a tu alrededor presenta estos síntomas, actúa de inmediato:
- Llama al 911 o al número de emergencias local.
- No esperes a que los síntomas desaparezcan.
- Evita automedicarte.
El tiempo es esencial. Existen tratamientos que pueden disminuir el daño cerebral si se aplican durante las primeras horas del inicio del infarto.
Algunos factores que aumentan la probabilidad de sufrir un infarto cerebral son:
- Hipertensión arterial
- Diabetes
- Colesterol alto
- Tabaquismo
- Obesidad
- Sedentarismo
- Estrés crónico
Prevenir es tan importante como saber actuar. Mantén un estilo de vida saludable, realiza chequeos médicos frecuentes y no ignores las señales que tu cuerpo pueda darte. Reconocer los síntomas de un infarto cerebral puede salvar vidas.